viernes, 15 de agosto de 2008

CAPITULO A3: El canto de la Sirena V1 DE 2.

El canto de la Sirena.

¿Donde estoy? No recuerdo nada. Intento acceder a la memoria de mi cybercerebro pero está llena de datos imprecisos. Los recuerdos que tengo son confusos se mezclan sentimientos propios con ajenos y no se cuales son reales o no, cuales son míos y cuales de otros. Estoy Atada dentro de una capsula de rescate. Me duelen los oídos. Y siento como el oleaje empuja mi envoltorio. Está oscuro. Debe ser de noche porque si no la luz se filtraría por la goma. Mando una señal de ayuda. Pero nadie responde, no debe haber ningún repetidor. Entonces pienso ¿Quién soy? Y me toco la cara ¡¿Qué soy?!

Me quito mis ataduras, es casi imposible, muerdo el plástico de la brida hasta que éste cede. Pero me duele todo el cuerpo y acabo agotada.

Intento recordar pero no puedo. Un cybercerebro no sirve de nada si el cerebro que lo guíe. No puedo acceder ni a mis propios datos. Me duele la cabeza entonces me doy cuenta que realmente estoy sola y me entra angustia.

¿Cuál es mi nombre? En mi cabeza aparecen personas llamando. Muchas palabras se refieren a mí, pero tengo la sensación que no todas soy yo, y que esos son los recuerdos de otros.

Tengo la certeza de que voy a morir y procuro vaciar mi mente intento no pensar en nada. Me duele pensar. No quiero pensar pierdo la mirada observando un punto de mi capsula.

Barco procesador de alimentos Rey Ramiro I. Atlántico sur.

Mientras el capitán Miguel Dengra miraba el impetuoso oleaje comentaba el porvenir con su segundo.

-Una campaña floja la corriente del norte está cargada de radiación cada vez bajamos mas al sur. -Se dirigió a Thiaroye Wade, el segundo oficial-.

-Si capitán. -Respondió el segundo con desdén-.

-Cualquier día nos dedicaremos a pescar pingüinos. -Dijo el capitán Miguel Dengra.

En ese preciso instante Paula la esposa del capitán entraba en el puente de mando.

-¿Ya está otra vez con lo de los pingüinos? -Dijo en broma dirigiéndose Wade.

-Si señora. -Respondió Wade entre risas mientras comía una galleta.

De repente sonó una alarma en el tablero de mandos lo que provocó que el segundo oficial escupiera la galleta sobre los controles.

-¿Que cojones pasa? –Preguntó Dengra-.

-Una baliza de socorro capitán.

-Limpia toda esa mierda…

-Por favor modera tu lenguaje. Interrumpió Paula.

-No estoy hablando con niños joder. Eso provocó una fuerte reacción en Paula que la obligó a salir de la cabina. Miguel se dio cuenta del error pero se limitó a observar como salía disgustada y cerraba la puerta. No tardó en girar la vista y seguir con lo que estaba haciendo.

-¡Inútil! Dime la posición.

-Esta a dos millas en dirección 20º Norte de nuestro Rumbo.

-¿Datos biológicos?

-La señal de baliza determina que la capsula de rescate lleva 120 horas en flotación y su ocupante está grave, pero estabilizado.

-Joder 5 días con éste tiempo. ¿Qué mas datos?

-No hay más.

-Ni grupo sanguíneo, ni edad…

-Ni siquiera el sexo. Añadió Wade. –Tan sólo las constantes vitales.

-Joder que extraño. Espera.

En ese momento comunicaba por la línea central que se suspendían todas las operaciones por un código de Rescate.

-Wade monitoriza todo hasta que demos con el bote.

-Senchō[1] no sabemos cómo es la capsula no figura en el índice de referencias esperad ver cualquier cosa.

Fueron casi dos horas pero como sabrán todos aquellos que han vivido en la mar esas dos horas cunden como dos jornadas. Cada marinero sabe que cualquier día podía encontrarse en una situación similar y cada minuto es crucial.

-El GPS dice que estamos justo encima y no veo nada.

-Joder una Capsula naranja no tendría que ser difícil de ver.

-¡Eh! ¡Aquí! Exclamó uno de los marineros. Veo algo.

A pocos metros de la popa del barco la luz de un flash una especie de bivalvo negro que destellaba débil.

-Debe ser eso.

-Es demasiado pequeño para se una capsula.

-Seguro que es eso. Insistió Nwe uno de los marineros.

Oigo voces en mi cabeza gente que se despide de mi así debe ser la muerte. Pero ahora siento miedo y preocupación.

-Pasad el test de radiación. Ordenó el Capitán.

-Pero senchō.

-Nada contaminado subirá a este barco. –Insistió el capitán.

Wade que había dejado momentáneamente el puesto de mando se apresuró a acercar la vara del medidor.

-¡Está limpio! -Exclamó.

Terminando con cualquier atisbo de duda en ese momento llegó Paula.

-Rápido sacadlo de ahí.

Por un momento todos se quedaron dudando. Nadie sabía como abrir ese huevo de goma. Hasta que Nwe cogió su cuchillo y cercenó cuidadosamente el lateral de la capsula liberando su contenido.

-¡Joder que es esto! -Exclamó el capitán.

-Parece un niño, un animal, no se.

Entre tantas dudas Paula reacción. Recogió entre sus brazos a “Cientosetentaiuno” y se dirigió al interior del barco.

-¡Nwe! Ayúdame a llevarla a la enfermería.

Nwe la tomo en sus brazos y mientras Paula le tocaba la frente y le sujetaba la mano. El resto de la tripulación observaba sorprendida hasta que Paula cerró las puertas de la Enfermería. Paula era médico y digo era porque salvo pequeñas curas de a bordo hacía casi 20 años que o ejercía. Aunque todos sabían que fue una refutada traumatóloga nunca quiso intervenir en los problemas de a bordo procurando dejar los casos complejos para el hospital flotante. Nwe es un experto marinero y enfermero de formación militar y una de las pocas personas que prefiere vivir en la mar antes que pisar tierra firme. Pocas veces desembarca y cuando lo hace no tarda más de tres horas en volver.

Dos horas después “Cientosetentaiuno” ya estaba estabilizada. Nwe salió de la sala. Miguel ya no estaba

Debía estar inconsciente. Oigo otras mentes y poco a poco despierto. Estoy rodeada de gente pero me siento muy débil. Alguien me sostiene en brazos. Entonces vuelvo a perder el conocimiento. De repente veo una niña pequeña corriendo por la arena. ¡Soy yo!, mi madre está al fondo y mi padre juega a perseguirme. Es un día feliz. Me siento muy, muy feliz. Llego hasta donde está mi madre gritando ¡mamá!, ¡mamá! Mi padre está detrás y me dice que vaya con Paula. Paula me coge en brazos.

-¡Alizée! –Grita-. Ese es mi nombre.

Luego me veo unos años mas tarde. Mi padre y yo discutimos. Mi madre intermedia

-Dengra, deja que vaya con sus amigos. Dice ella.

Después todo se hace oscuro y de repente me encuentro tumbada en una especie de caja con la tapa de cristal. Mis padres lloran y yo intento salir. Grito con todas mis fuerzas pero no me oyen. Entonces despierto. Todo ha sido un sueño. Todavía tengo la vista borrosa y me acerco las manos a la cara al verlas me doy cuenta que no soy esa niña. Me toco la cara y me asusto. ¿Qué es lo que soy?

No los veo bien pero puedo distinguir a la mujer de mis sueños ahora bastante más vieja y puedo oír lo que dice y lo que piensa. Al lado de ella está un hombre alto y de piel oscura. No puedo leer su mente cada vez que lo intento una voz me dice “Función no disponible”. Me asusta no quiero que se acerque a mi. Pido ayuda a Paula. Pero me duele todo. Quiero moverme pero no puedo.

¡Nikumumi! ¡Nikumumi!.

Nwe informó al capitán de la situación

-Podíamos decir que básicamente es una niña de unos 15 a 16 años de 1 metro 65 más o menos. Tiene rasgos felinos, orejas direccionales, uñas desarrolladas bello por todo el cuerpo, ojos con iris lenticular y una cicatriz en la espalda que deja entrever que en algún momento fue extirpada una especie de cola.

-¿Qué crees que es?

-Sospecho que sea un híbrido.

-¿Pero eso no es una leyenda urbana? -Preguntó cínico el capitán-.

-Ahí tienes la prueba.

-¿Cómo acabó en el mar?

-Se de algunos millonarios encargan “quimeras” como si fueran juguetes sexuales. Se sabe que es ilegal. Pero como no son humanas no las protege ninguna legislación pueden hacer con ellas lo que les dé la gana. Tan solo una pequeña multa por maltrato a los animales.

-¿Qué opina Paula?

-La niña sufre una grave deshidratación y el scanner muestra varios tipos de contusiones por lo demás se ve que tiene una constitución fuerte. Pocos aguantarían tanto tiempo en el mar como lo ha hecho esa pequeña.

Nwe sabía que no era eso exactamente lo que quería oír pero se limitó a dar un informe médico. Miguel no pudo esperar más abrió la puerta de la enfermería y con tono brusco preguntó.

-¿Como está?

-Ahora está sedada. Pero tiene alucinaciones y ha hablado algo.

-¿Habla?

-Poca cosa. ¿Has dado parte de ella?

-Aún no.

-¡¿Pero?!

-Di que la capsula está vacía, cualquier cosa. Pero no podemos devolverla. Suplicó Paula.

-No entiendo lo que quieres decir. Alguien será su propietario.

-¡A dicho mi nombre! Exclamó Paula.

-¿Qué quieres decir con eso? ¡Lo oiría!

-También logre entender: Nikumumi y gritos desesperados de no quiero morir. Ha sufrido mucho y creo que sea bueno devolverla.

-¡Pero! ¡No es nuestra!

-¿Sabes lo que quiere decir Nikumumi?

-Me suena pero no.

-Es una mezcla de jerga española y japonesa que quiere decir: “me odio”. He oído esto en otras situaciones cuando estuve trabajando en Chile. No quiero que devuelvas a sus dueños. -Explicó Paula.

-¿No te estarás implicando demasiado? –Preguntó Dengra.

-¡Mírala! Y dime que ves. No es un animal.

Miguel miró aquel ser y por un momento se apiadó de ella.

-Haré lo que lo que me dices. No daré parte de esto. Esperaré otra solución pero no prometo nada.

-¡Miguel! También dijo otra cosa. -Añadió Paula mientras Miguel se dirigía al puente-.

-¿El qué?

-Alizée.

Miguel se indignó de tal manera que se volvió en un acto reflejo pero al ver los ojos de Paula bajo la cabeza y siguió su camino.

El capitán Dengra salió de la enfermería y se dirigió al puente de mando Nwe y Wade estaban inspeccionando la ropa que llevaba la chica.

-Wade ponme con comandancia marina. Ordenó Miguel.

-Chuumon de[2]. Contestó.

-Dios como odio esa jerga. Respondió Miguel al oír la afirmación en japonés. Acto seguido dictó el informe.

“Encontrada baliza vacía de rescate. No hay ocupantes y no se especifica dueño. Adjuntamos fotografías para su identificación”. Wade rellena los datos que faltan y pon el modelo de cabecera y cierre correspondiente. Nwe destroza la capsula y haz un par de fotos de la baliza para incluirlas en el informe.

-¿Es buena idea senchō?

-Es lo que hay. Ha propósito tu que hablas todo el día en esa jerga oriental. Que demonios quiere decir Nukumami…

-Nikumumi.

-Eso.

-Es lo que gritan los suicidas normalmente los hijos de los inmigrantes japoneses que vivía en las calles. No es japonés puro…

-Es suficiente.

-Pero no he dicho lo que significa…

-Ya se su significado. Dijo Miguel cortando la conversación de tajo. –Que habéis averiguado de la ropa.

-Poca cosa salvo más interrogantes. Es ropa militar real hecha a medida. Body de gel antibalas, arneses de paracaídas, fundas de armas vacías. Un traje muy caro para ser un simple disfraz fetichista.

-Alguna documentación.

-No. Tan solo el número 171 gravado en cada una de las piezas del traje. Fíjese en el protector diría que hasta la talla del sostén es ha medida. Dijo Wade mientras estrujaba los seños de gel del body.

-¡Déjate de chorradas! ¿No hay ninguna identificación?

-No. Ninguna. Respondió Nwe.

-¡Capitán creo que hemos pescado una sirena! Dijo Wade excitado.

-Idiota. Date una ducha fría. Nwe procura que éste pervertido no se acerque a la enfermería. Quiero comprobar algo. Os dejo al mando.

Miguel dejó el puente y se dirigió a su camarote. De un cajón sacó un viejo libro electrónico y de una lata escogió una pequeña memoria. Cotejó la referencia con una hoja plastificada que guardaba en su bolsillo e insertó la memoria en el libro.

Después de unas ojeadas vio algo que parecía interesante. Cerró el libro y volvió aguardar la memoria. Después de eso se quedó un tiempo mirando un portarretratos electrónico el cual mostraba imágenes antiguas de Paula, su hija y el mismo.

Unas pocas horas mas tarde El capitán Dengra se acercó a la enfermería observó que un corrillo de tripulantes se agolpaba en los óculos de la puerta.

-¿Esto que es? -Preguntó enfadado-.

-Está despierta capitán.

-Vamos esto es una empresa todos a cubierta que nos acercamos a las nasas. De paso que alguien llame a Ladia de la sala de máquinas.

-¿Por qué capitán?

-Es mujer relevará a Paula. Dijo mientras entraba por la puerta.

-¿Cómo estas? Preguntó Miguel.

-Yo bien. Alizée, todavía no.

Miguel se estremeció al oír ese nombre pero no dijo nada. Prudentemente lo achacó al cansancio y al estrés de estar tantas horas pendiente de “Cientosetentaiuno”.

Al mismo tiempo la niña se asustó al ver a Miguel y empezó a gritar.

-¡No me mate! ¡Quiero vivir!

-No te acerques. Dijo Paula. –También Nwe tuvo que salir de la sala. Se pone muy nerviosa.

-Ladia viene hacia aquí. –Advirtió el capitán-.

-Ella no es médico. -Recordó Paula-.

-Tu llevas casi dos días sin dormir.

-No me importa.

-Pero a mi si y hasta el momento la responsabilidad de este barco y toda la tripulación es mía.

-Habló el capitán. –Resaltó Paula con desdén.

-Por Ahora si. -Respondió Miguel mientras recogía una jeringuilla y un frasco de la nevera.

En ese momento Ladia entraba por la puerta.

-¿Me quería para algo capitán?

-Si. Ladia. Vas a relevar a Paula.

-Si señor. Se dirigió la mecánica.

-Así que esta es la gatita. Dijo Ladia dirigiéndose amablemente a la asustadiza niña. -Tranquila no te voy ha hacer daño. Susurró mientras le acariciaba la cabeza. -¿Cómo te llamas?

Cientosetentaiuno movió la cabeza desconcertada.

-No recuerda nada. Enseguida apuntó Paula.

-De momento llámala… Alizée. -Dijo el capitán.

-Hola Alizée. Saludó Ladia. Enseguida la quimera tomó confianza y se volvió a dormir.

-Ven conmigo. -Dijo El Capitán a Paula-. La doctora se mostró reticente pero cuando vio que Alizée estaba bien en las manos de Ladia accedió a abandonar la cabina.

Mientras Paula y Miguel se dirigían al camarote, Miguel recordó.

-Ladia, según su ficha, es la mayor de 7 hermanos no creo que tenga problemas.

-Tú tan calculador como siempre.

-Y tú tan emocional como siempre. Échate te daré algo para que descanses. Luego tendremos tiempo ha hablar de ello. Miguel le colocó una inyección con un sedante y Paula no tardó en caer dormida.

Veo al hombre que parece mi padre y mi madre se va con el. Conmigo se queda otra mujer. No puedo ver ni oír lo que piensa. Pero me gusta su olor y su voz.

El capitán cerró cuidadosamente la puerta y se dirigió a la sala de reuniones. Allí estaba Nwe esperándole.

-Estamos solos.

-Si capitán.

-Nwe. Quisiera tu opinión sobre esto.

-Capitán ya le dije…

-Deja, deja, Eres el único de los que estamos aquí con experiencia militar sabes como yo que lo que a estas horas duerme plácidamente en la enfermería no es un juguete sexual ni mascota de ningún tipo ¿Que demonios es?

-No tuve contacto con ninguno de su tipo pero si con algún HachuuruiTrooper. Aunque sé que hay híbridos de distintas clases creo que es una miembro de una fuerza de asalto.

-¿Es peligrosa?

-Mire capitán. Con los HachuuruiTrooper que he tenido contacto mejor dicho con sus cadáveres ya que si son capturados se suicidan ellos mismos no me ha dado tiempo de juzgarlos pero se que son asesinos implacables.

-¡Me estas diciendo que tengo un asesino peligroso en este barco!

-No lo creo, lo primero que pensé al ver que seguía viva y al oír lo que gritaba, es que es una desertora o que escapó o fue expulsada de algún batallón. Pero estos animales no admiten la expulsión, la hubieran matado. Por lo que pienso que escapó ella misma.

-Pero aún así puede ser peligrosa.

-Capitán quiero mostrarle algo que no le mostré a nadie todavía, lo tenía en una de sus muñecas. -Nwe le enseñó una brida de detención mordisqueada-.

-Por las heridas que tenía en las muñecas supongo que estuvo atada y que logró liberarse mordiendo el plástico de la brida.

-¿Qué me quieres decir con eso?

-Señor. Siempre creí que esos seres eran animales instintivos programados para cumplir un objetivo. Autómatas sin sentimientos. Un ser así no clama por su vida ni se odia a si mismo. No los consideraba humanos hasta ahora. Opino que huye de algo. Que posiblemente fuera detenida por algo y escapara. No creo que sea un peligro. Es mas pienso que busca ayuda. Además la Doctora Paula y ella están muy compenetradas, he estado pendiente y no ha intentado atacarla. Si hubiera algún peligro no hubiera dudado en matarla. Además no se por qué pero la criatura la llama por su nombre.

-Aún así cuando llegue estabas fuera de la habitación.

-Había despertado pero esta demasiado débil y por medio de la video vigilancia sabía todo lo que pasaba. De echo controlo todas sus constantes por este pocket PC y se que ahora está durmiendo.

-Aún así no se como tratar esto. Paula la llamó Alizée. ¿Sabes quien era Alizée?

-Decir que no sería mentir capitán, Ya sabe que en un barco la gente habla y hay pocos secretos.

-Sabes lo que significa.

-De momento esperaría señor.

-No lo se, no es tan fácil como encontrarse un gatito abandonado. Es tan… Joder si hasta habla. Mi madre tenía un pastor Australiano y le hablaba constantemente. Aunque sabía que no le entendía y por supuesto no le respondería nunca. Pero esto es distinto, no es una mascota es un ser inteligente.

-Tenga en cuenta que los hacen con genes humanos. Aunque no se si la inteligencia es del todo humana igual tiene algún retraso cognitivo respecto a un humano de la misma edad.

-¡Aún así no es natural que la llame como a nuestra hija!

-Capitán tranquilícese.

-La verdad es que por un momento pensé en tirar su cuerpo por la borda. Pero ahora pienso que hacer eso sería una especie de… crimen… Por favor que esta conversación quede ente nosotros.

-No se preocupe Capitán.

-Siga vigilando. Queda relegado de toda ocupación que no sea atender a la enferma.

Después de unas 8 horas Paula ya estaba despierta pero las cosas no había ido bien La NekoTrooper sufrió una recaída había entrado en coma profundo. Ladia y Nwe estaban intentando estabilizarla. El ordenador de diagnostico no paraba de emitir alarmas y no terminaba de dar una orden cuando ya estaba preparando la siguiente. Nwe no podía dar abasto. Las capsulas de medicamentos del alimentador de suero se amontonaban en el suelo y Ladia intentaba ajustar la máquina de hibernación sin saber muy bien lo que estaba haciendo. Paula corrió hacia la enfermería al fijarse en las llamadas perdidas de su móvil. Dengra ya estaba allí.

-¿Qué ha pasado? Pregunto la doctora.

-De todo. Niveles de hormonas, leucocitos, plaquetas. Todo alterado. El ordenador no sabe que hacer. En cuanto corregimos un problema surge otro o vuelve el anterior.

Mientras Nwe decía esto Paula consultaba los archivos del computador de diagnóstico.

-¡No sabemos que hacer! Exclamo Ladia.

Paula se volvió hacia Miguel y con tono amenazante dijo:

-Espero que no tengas nada que ver en ello.

-Yo no se nada te lo puedo asegurar. Respondió Miguel.

-Señor debe ser un dispositivo de seguridad. Aunque sinceramente no he visto nada igual.

-¡Carga una ampolla de atropina! Gritó Paula.

Mientras tanto El capitán Dengra observaba la escena y veía como aquel cuerpo se moría poco a poco entre dolores y espasmos. Los cuales eran separados por cortos periodos de coma. Entonces recordó algo, pero dentro de el se debatía una lucha. Si no intervenía aquel ser moriría y todos los problemas desaparecerían. Pero algo en su interior le suplicaba ayuda como si su hija Alizée le llamase desde el mas allá y pidiera por la vida de esa chica.

-¿Tiene algún implante cerebral? Preguntó en voz alta.

De repente todos pararon lo que estaban haciendo estaban sorprendidos, mas que por la pregunta, por la persona que la había formulado.

-Si un cybercerebro. Como la mayoría del mundo. Respondió Nwe

-El ordenador ha podido identificar el tipo.

Entonces Paula exclamó.

-¡Demonios! ¡No!. Como todo en ella es especial. ¿A qué viene eso?

A Miguel no le dio tiempo a responder a la pregunta cuando Cientosetentaiuno entró en parada.

-¡Por favor pequeña aguanta! ¡No te voy a perder! Y entre lágrimas juró:-¡no otra vez!

Dengra entonces intervino. Pasó de ser un simple espectador.

-Desconecta el Cybercerebro eso es lo que la está matando.

-¿Cómo? ¿Estás loco? ¡¿Cómo le voy abrir la cabeza?!

La Nekotrooper volvió a recuperar el pulso.

Paula perdió los nervios y apunto de derrumbarse dijo:

-¡No puedo ni siquiera estabilizarla! ¿Qué mierda de médico…?

-No es culpa tuya. Y nunca has hecho esto yo si. ¡Nwe vete a mi camarote y trae una caja que hay detrás del escritorio rápido!

Nwe salió como alma que lleva el diablo mientras tanto Miguel buscó unas abrazaderas para inmovilizar la cabeza.

-¡Ayúdame a montar esto! ¡Rápido! Ordenó Miguel a Ladia mientras Paula se ocupaba de la híbrida.

-Paula sujétale la cabeza mientras le ponemos esto.

-¡¿Qué piensas hacer?!

-Tranquila se lo que hago en cuanto terminemos muéstrame la holografía del cráneo necesito saber el punto exacto donde tengo que disparar.

-¡¿Tú estás loco?! Dijo Paula mientras lo intentaba detener.

-Confía en mí. Respondió Dengra mientras sujetaba a las manos de Paula.

En aquel preciso momento entró Nwe con un pequeño cofre. El capitán se apresuró a abrirlo y de el sacó una especie de pistola eléctrica y una caja de memorias.

-¿Donde está? ¿Dónde estás?, aquí. Nwe sujétale la cabeza con todas tus fuerzas.

Miguel insertó la memoria en el arma y estableció las coordenadas apuntando a la posición en el holograma cerebral. Luego puso el arma sobre la cabeza de la niña y gracias a una mira electrónica pudo establecer el punto exacto que había sido programado.

-Nwe cuando yo te diga suéltala. Al mismo tiempo se giró hacia Ladia y Paula.

-Vosotras alejaos de aquí.

El capitán disparó y entonces una alarma sonó en la sala

“Error en CyberImplantes”, “Señal de Cyberimplantes no encontrada”.

-¡La has matado! -Exclamó Paula.

-Espera.

En ese momento la chica cayó en coma. Pero los niveles empezaron a estabilizarse.

-¡Lo has conseguido! ¡Sigue viva!

-¡Es increíble! Exclamó Nwe ¡Había odio rumores sobre esto pero creía que era un mito!

-¿El qué? Preguntó Ladia.

-Que los cybercerebros te podían matar con solo decir a tu cerebro que esta enfermo. -Respondió Nwe-.

-No es un mito. Añadió Miguel. Y procediendo de ti más todavía que lo tienes desconectado. Desde siempre se sabe que estos aparatos pueden matarte. Pero las compañías paramédicas que los instalan han procurado que todo esto no parezca más que rumores. Aseguran que no y los computadores de diagnóstico que ellos mismos fabrican nunca dirán que el problema está causado por un implante. Y créeme los primeros en ser engañados son los propios médicos.

Paula le miró extrañada.

-Recuerdas hace unos veinte años cuando dijeron que estos aparatos podía provocar cáncer.

-¡Algo he oído hablar! Respondió Ladia.

-Si me acuerdo pero no fue mas que coincidencias no se demostró que aquellos casos fueran culpa de los implantes.

-¡Un momento! Las ondas cerebrales vuelven a su estado normal. -Gritó Paula-.

-Ha salido del coma.

-Ahora sólo está dormida aunque la mantendré sedada hasta que los niveles se estabilicen del todo.

Guardería veterinaria A 253, 10 años antes

-Hola mi nombre es Emma López.

-Himawari[3] Hanuri. Saludó con pose oriental.

-Por favor cambia esas costumbres a la dirección no le gusta esas cosas.

-Perdóneme por favor.

-No importa. ¿Qué tal estás ha sido duro el curso preparatorio?

-No, mucho, Emma Sama lo peor fue el implante.

-Si bueno todos lo tenemos, es norma de la empresa.

-Aún no me acostumbro al oír las voces directamente en mi cabeza y esa especie de visiones cuando contactas con alguien.

-No me digas nada a mi me costó tiempo acostumbrarme pero cuando pasa un tiempo ya no sabes vivir sin el… A propósito ¿Cual es tu especialidad?

-Auxiliar de enfermería y puericultura.

-¡Perfecto! Necesitamos a gente especialista en niños, al fin estos de recursos humanos se han enterado de las verdaderas necesidades. Yo, que soy asistente veterinaria las pasé putas, pero a decir verdad pienso que nadie está preparado para esto.

-La verdad es no entiendo por que estoy aquí no hago mas que ver carteles de sala veterinaria, guardería veterinaria. Pero yo no se nada de animales.

Emma saltó sorprendida:

-¿Qué no te han dicho lo que vas hacer aquí?

-No en realidad no y no me atrevía a preguntar todo es tan secreto y confidencial.

-Uff, bueno menos mal que han trasladado la producción de las Hachuurui. Aquí sólo criamos nekos.

-No entiendo, ¿gatos?

-Nada tranquila las nekos son adorables. Algunas arañan un poco pero parecen peluches. Sin embargo las Hachuurui son repulsivas esas escamas la humedad y la temperatura. Después de todo has tenido suerte. Pero mejor que lo veas por ti misma, vamos a la nursery y te asignaré los seis números que te corresponden.

Himawari acompañó a Emma a la sala de las cunas que era como vulgarmente era conocida allí pudo ver los bebes de híbridos durmiendo tranquilos en sus capazos de plástico.

-¿Qué son? Preguntó Himawari asustada.

-Son híbridos de humano y felino las llamamos Nekos para abreviar ahora todas son todas hembras las primeras generaciones criábamos especimenes de los dos sexos pero ya no es necesario. Pero no te preocupes a la hora de la verdad son como bebes, eso si, desarrollan un poco mas rápido.

-¿Cómo cuanto de rápido?

-A los cuatro años ya son como un niño de seis.

Himawari estaba al borde de un ataque de ansiedad.

Rápidamente Emma se dio cuenta que a la pobre auxiliar todo aquello la superaba.

-Te veo un poco pálida. Siéntate un poco.

-No estoy bien tan solo no esperaba esto.

-Es raro tu nombre y apellidos son nipones, normalmente no suelen contratar a emigrantes.

-Yo nací aquí. Mi madre era emigrante. Y mi padre, se que era chileno, pero nunca llegué a conocerlo.

-Casi todos los mandos intermedios son nipones, ellos nos vendieron la tecnología. Pero desde que la empresa pertenece al conglomerado DEST es cada vez mas raro ver a “japolitos” por aquí… -En es momento Emma se dio cuenta del error-.

-Por favor perdóname.

-No te preocupes “japolito” no suena tan ofensivo como “negrata”.

-Bueno en fin te iré guiando un poco: Primero te daré los 6 números que te corresponden. A ver: tienes el 168, 169, 171, 172, 173 y el 174. Son aquellas del la segunda línea.

-¿Qué pasa con la 170?

-Control de calidad. No necesitas saber detalles.

-¿Aparte del número tienen nombre?

En ese momento Emma paró lo que estaba haciendo.

-Mira Hima, pareces una buena persona. Te daré un consejo considera esto como una granja. No te impliques demasiado. Se que es difícil. Me costó separarme de mis seis primeras y lo pasé realmente mal. Pero piensa, que aunque lo parezcan, en realidad no son niñas. Ni siquiera están reconocidas legalmente como tal.

-Entonces que hacemos nosotras.

-Quieren que se comporten como humanos. Nosotras las criaremos cuatro años y luego pasarán a una academia de instrucción.

-¿Academia de instrucción?

-No se mas detalles supongo que las formarán para el servicio militar. Para que no empeoren las cosas llámalas por su número mi truco es utilizar el último dígito y luego según van creciendo uso el resto. Ven acompáñame.

Emma y Himawari se dirigieron a una de las cunas.

-Aquí tienes la 171. Himawari cogió el bebé con cierta repulsa, pero éste, al sentirse seguro en sus brazos sonrió. Entonces, la joven, perdió el miedo y la abrazó.

-Lo ves. -Dijo Emma-. A que son adorables.

Pasaron los días Himawari ya estaba casi integrada, trataba a los bebés como tal y había empezado a aplicar el programa de estímulos sensoriales. Procuraba no pensar en el futuro, pero como comprobaría más tarde, eso es más difícil de lo que parece. Las “instructoras”, así es como eran designadas las encargada de las nekos, vivían en el complejo. Sus habitaciones estaban al lado de las de los híbridos. Un trabajo duro pero bien pagado. Además incluía ventajas como el seguro médico e implantes gratuitos. Aquel día uno de los supervisores, el Dr. Yushida apareció por la sala.

El Dr. Yushida es un hombre de mediana edad de apariencia agradable. Estaba calvo pero intentaba disimularlo un peinado un tanto estrafalario y se notaba que sus brazos eran prótesis, seguramente muy antiguas ya que no tenían un acabado demasiado real. Aparte de todo esto, la forma en la que llevaba su bata blanca, llena de manchas y desgarrones, denotaba que era un hombre práctico al que no preocupan demasiado los detalles estéticos. Salvo por su extraño peinado.

-Buenos días. Saludó el Doctor.

-Buenos días. Respondió Himawari mientras se levantaba de la mecedora con una neko en brazos.

-Por favor Girasol no te levantes. Sigue con lo que estabas haciendo.

-No se preocupe ahora toca el biberón de Hitori[4] enseguida acuesto a Kyuunin…

-¿Les has puesto nombre?

-Bueno en realidad las he numerado.

-Ya veo ya a mi personalmente no me importa lo decimos por vuestro bien. Procura no llamarlas así delante de los nanbanjin.[5]

-¿Los que?

-Uhm.

-Perdone no se demasiadas cosas de mi idioma materno. Mi madre procuró que no aprendiera demasiado prefería que aprendiera bien español, pensaba que el japonés sería un obstáculo para...

-Deja, deja. No te disculpes lo comprendo. Pero si las vas a numerar en nuestro idioma hazlo bien, usa el “hiki” no las trates como humanos “ni”. La mayoría de mis colegas locales no saben nuestro idioma y lo podía tomar como un nombre. ¿Bueno aún así que tal?

-Bien casi todas duermen bien y comen bien y reaccionan bien ante colores y sonidos. Quizás Hitori. Perdón la primera. Perdón la Ciento setenta y uno suele tener pesadillas pero en cuanto la abrazo y le canto se tranquiliza y vuelve a dormirse.

-¿Se tranquiliza al abrazarla o al cantarle?

-No se creo que al cantar.

-Es curioso. Se suponen que son “casi” iguales genéticamente. Bueno como decía mi abuela “No existe un arma el cual un hombre no pueda superar”.

-¿No entiendo?

-Si querida eso es lo que son o lo que serán la mayoría de ellas. No es conveniente que adquieran demasiados sentimientos afectivos.

-Pobrecillas.

-Mi pequeño Girasol. Piensa lo siguiente. ¿Tienes algún trasplante?

-Si de tiroides, pulmón y bazo.

-Sabes de donde sacaron los órganos.

-De cerdos transgénicos supongo.

-¿Y no te dio pena que sacrificaran esos cerdos?

-No, pero eso es distinto.

-En realidad todo es cuestión de porcentajes. Un cerdo con vísceras humanas o un medio humano con rasgos y cualidades felinos. Realmente no son iguales que tu y que yo son un producto manufacturado y para no tener problemas hay que tratarlas como tal. Aunque yo llevo 20 años en esto y también me cuesta entenderlo.

Dos años después

-¿Qué tal Himawari? Tres semanas de vacaciones, casi parece un sueño. Preguntó Emma.

-Que rápido han pasado ¿Cómo están las gatitas?

-Algo revueltas los Cyberimplantes a tan corta edad les confunden un poco. Pero que alivio para nosotras.

-¿Por qué lo dices?

-Uff puedes utilizar tu Cybercerebro para llamarlas y los programas educativos se descargan de forma automática en sus cerebros. Una maravilla además ya sabes no es lo mismo hablar con ellas que estar metidas dentro de su propia cabeza. El programa que les incorpora te permite oír lo que piensan.

-¿Pero eso es posible?

-Su implante y nuestro implante son especiales algún desarrollo militar. La verdad es lo mas caro que llevaremos nunca encima.

-Pero no te entretengo mas vamos a la “gatera” que están a punto de llegar.

En la sala veterinaria Himawari esperaba a que las niñas llegasen. Cuando un asistente abrió la puerta las seis pequeñas entraron gritando y muy excitadas. Aunque tenía dos años su apariencia y comportamiento era el de niñas de tres.

-“¡Hima!” gritaron todas al unísono mientras se abalanzaban al encuentro de su instructora.

-Mis niñitas ¿qué tal estáis?

-¡No lloré nada, Hima! Dijo Kyuunin

-Sabes Hima nos abrieron la cabeza y nos han metido un ordenador. Añadió Futari.

-Ahora podemos hablar entre nosotras sin abrir la boca. Dijo Yonin

-¿Tu puedes hacerlo Himawari?

-No lo se. Vamos a probar. Himawari pensó en cada una de ellas y las numeró entonces todas respondieron menos una.

-Hitori. ¿Que té pasa no estés triste?

-Himawari no nos dejes. No te vayas.

-Pero pequeña como os voy a dejar.

-Si te vas a ir te lo oí de tu cabeza dijiste: “Qué poco tiempo nos queda juntas sólo dos años mas”.

Himawari se quedó en blanco al recordar que eso fue justo lo que pensó al verlas entrar por la puerta.

-¡Mentirosa! Gritó Hachinin.

-Himawari no nos a va dejar, a que si Himawari. Suplicó Yonin.

-No pequeñas no.

Hitori se apartó en un rincón para llorar. Himawari intentó pensar en ella para no excitar a las demás pero tuvo que cogerla en brazos para poder relajarla.

Pocos meses después.

-¿Qué tal te encuentras Hima? Mi más sentido pesamen.

-Gracias Emma. Me encuentro bien.

-Las niñas no dejan de preguntar por ti.

-Ahora iré a verlas.

-¡Hima! Salieron a recibirlas entre lágrimas.

-Creíamos que no volverías. Has estado enferma.

-No. Chiquitinas veréis es que mi mamá estaba muy enferma…

Entonces Hitori saltó:

-No te morirás tú también.

-No te preocupes mi vida. Dijo mientas le abrazaba y le acariciaba la cabeza.

Aquella noche Himawari tuvo que tomar un tranquilizante para poder dormir. Entre sueños recordó todo lo que le había dicho su madre antes de morir.

Himawari y su madre hacía casi diez años que no se hablaban pero gracias a la Asociación de Emigrantes Nipones dieron con ella y consiguieron que la compañía diera un permiso a la Niñera Instructora para que pudiera estar con su madre en sus últimos días

-Mi Himawari mi pequeña flor de girasol. No me queda demasiado tiempo y no me puedo ir de éste mundo sin que sepas algo sobre mi.

-Tranquila madre no es el momento.

-Si lo es. ¿Sabes por qué odio que trabajes para esos diablos de la DEST Biomedics?

-Nunca lo entendí. Me pagaron los estudios y se ocuparon de mi mantenimiento…

-De joven la vida no era fácil aquí. Muchos vinimos sin nada y todo escaseaba. No sabíamos ni el idioma ni las costumbres y algunos tuvimos que hacer cosas horribles para sobrevivir. En aquella época empleados de la DEST. Japoneses como tu y como yo reclutaban a jóvenes sanas para servir como madres de alquiler.

-Pero madre.

-Déjame acabar. En aquel momento creí que era una solución. Tan sólo 6 meses y un niño y una niña serían adoptados por alguna familia rica chilena. Pero yo se la verdad. Esos diablos me metieron un monstruo dentro de mi vientre y lo crié dentro de mí. Creían que estaba dormida. Pero yo lo vi. No era de este mundo. Lleno de pelo y esa cara. Era el diablo en persona. Ese kyōaku[6] de doctor.

-Madre por favor no se altere.

-No hija tienes que saberlo. No se lo que haces allí se que es secreto. Pero por favor no cometas el error que yo cometí.

-No madre te prometo que no me harán eso a mí.

Himawari se revolvía en su cama entre sueños gritaba Nikumumi, nikumumi. De repente se despertó y encontró a la pequeña Ciento setenta y uno de pie junto a la cama.

-¿Tu mamá era mi mamá? Preguntó la niña.

-¿Puedes ver mis sueños?

-Si. Pero las demás no pueden. También puedo oír lo que les dices a ellas y algunas veces me duele la cabeza.

-Ven aquí. Dijo Himawari con dulzura.

-Himawari ¿Por qué no somos como tú o como Emma? Somos diablos yo no quiero ser un diablo. ¿Por qué tu mamá nos odia? no soy mala. ¿Es mi mamá tu mamá? ¿Por que yo no tengo mamá?

-No te odia. Algunas veces cuando la gente no te conoce te tiene miedo.

-¿Por qué?

-No lo se, siempre pasa.

-Tú nos odias.

-¿Qué os voy a odiar?

-Pero tuviste miedo de nosotras cuando nos conociste lo puedo ver.

-Hitori. Por favor o hagas eso.

-No lo puedo evitar. Yo no quiero, pero puedo ver lo que piensas. Pero tengo miedo de decirlo a otra gente.

-¿Por qué?

-No quiero que me maten como a la 170. Se lo oí al Dr. Yushida.

-También le puedes oír.

-Si y a la instructora Emma. Desde que me pusieron esa cosa en la cabeza oigo y veo lo que tiene la gente en sus cabezas.

-¿A ti también te odiaron? Preguntó la neko.

-Hubo un tiempo que si.

-Los niños se burlaban de ti, de tus ojos y de las palabras raras que también dice el Dr. Yushida. -Explicó la niña en voz alta al visualizar sus pensamientos-.

Himawari respondió con la mente.

-Por favor no digas lo que piensa la gente.

-¿Por qué? Preguntó en voz alta.

-Puedes herir sus sentimientos. Siguió hablando de forma telepática.

-A mi también me duele veo que los otros niños se ríen de mi y me insultan me llaman japolita.

-¡Pero si tu no conoces a otros niños! Salvo tus hermanas…

-No pero tu si y yo los recuerdo y me veo a mí.

-Pobrecilla que te han hecho. -Pensó Himawari.

-¡Me duele Hima por favor no estés triste! -Dijo la niña en voz alta.

Una de las otras nekos apareció por la habitación:

-Hima tengo miedo, porque lloras. Hitori me dice cosas que me asustan.

-No pasa nada ven aquí. –Respondió Himawari-.

La joven procuró tener pensamientos alegres aunque era difícil sabía que posiblemente si la dirección se enteraba, la unidad Ciento setenta y uno sería “reemplazada”. ¿Qué clase de monstruos le hacen esto a una niña?

Durante los meses siguientes Himawari intentó instruir a la niña para que pudiera ocultar su nueva peculiaridad:

-No debes nunca decirle a los demás lo que puedes hacer, ni siquiera a tus hermanas.

-Pero ya les dije…

-Miente, durante una temporada cuando te pregunten equivócate adrede nunca digas lo que estén pensando.

-Intento entender pero no veo en tu mete una explicación solo sensaciones.

-Pequeña Hitori, lo que quiero decir es que todos queremos tener una parte oculta algo seguro dentro de nuestra mente a la que nadie pueda acceder. Una parte íntima.

-No lo entiendo.

-Hitori, cuando estás triste y no quieres hablar con nadie ¿no quieres irte a un sitio sola?

-Cuando me siento mal me escondo en el almacén de la sala de entrenamiento.

-Pues cuando la gente quiere estar sola también se esconde pero dentro de su mente, imagina o recuerda cosas que no puede hacer en la realidad y le gustaría hacer.

-¿Cómo un sueño?

-Algo parecido.

-¿Es como cuando la instructora Emma piensa en verte desnuda y hacer cosas raras contigo pero no las hace?

Himawari quedó sorprendida al oír de la boca de aquella niña los pensamientos más oscuros de su compañera:

-¡Por favor! Nunca me digas lo que piensan otras personas.

-Pero…

-A eso me refiero. Cuando estás escondida en el almacén te gustaría que Hachinin o Yonin fueran allí y no te dejasen en paz.

-No. –Respondió dudosa-.

-Pues la mente de la gente es como ese almacén. Es privado no quieren que nadie sepa lo que piensan.

-Pero yo no puedo evitarlo.

-Por eso debes respetar su privacidad.

-¿Pero cuando están tristes y les hablas de su problema y se sienten mejor?

-Pero nunca deben saber que sabes lo que sabes porque lees su mente.

-¿Por qué tienen miedo?

-Si.-respondió Himawari-.

-¿Cómo tu ahora?, por favor Himawari no tengas miedo- pudo sentir en la mente de Himawari-, ¿por qué todo el mundo me tiene miedo?, ¿por qué soy así? Dijo la niña entre lágrimas.

-Creo que todos tenemos un sentido en este mundo. Lo único que nos ata a el es la vida y por eso es tan valiosa.

Paula y Miguel estaban hablando en el pasillo. De repente una señal de aviso al cybercerebro de Paula llamó su atención.

-Está despertando. Avisó Paula al capitán Dengra.

Poco abro los ojos, ya no oigo voces, mi cabeza está vacía, que me ocurre intento acceder a mi cybercerebro y no puedo. Es una sensación extraña es como estar ciega y sorda. No me puedo mover tan sólo puedo ver el techo. Puedo distinguir voces y oler a gente.

Entonces. Los que creía mis padres se acercan y recuerdo la imagen de la caja de cristal. Me angustia no me puedo mover. Intento gritar y de mi boca salen las palabras Papá y Mamá.

Ellos me abrazan y lloran. Yo también lloro. Me siento nueva mi cabeza está clara es como si volviera nacer. No quiero que la felicidad se acabe y me agarro fuertemente.



[1] Senchō: Capitan de embarcación

[2] Chuumon de: A la orden

[3] Himawari quiere decir Girasol, es un nombre muy común sobretodo cuando la niña tiene el pelo claro.

[4] 168 Hachinin Hachihiki

169 Kyuunin Kyuuhiki

171 Hitori Hitohiki

172 Futari Nihiki

173 San'nin San’hiki

174 Yonin' yonhiki

[5] nanbanjin Extranjero concretamente Bárbaro del sur

[6] Kyōaku: malvado

CAPITULO A2: Llegada Mar de la Plata.

Mar de La Plata Unión de Estados Americanos Estado de Argentina.

La prensa ya estaba en el aeropuerto. Policía, bomberos y centenares de curiosos. Se agolparon en la Terminal.
A nosotros enseguida nos trasladaron a dependencias oficiales y tras casi 4 horas de interrogatorios por separado pudimos irnos al hotel. Durante todo el trayecto no dije nada esperé a estar en la suite para disculparme. Presentía que todo aquello ocasionaría problemas.
-Lo siento mucho.
-¿El qué? Preguntó Elia.
-Todo. Si no hubiera desatado a la…
-Eso no importa. Me interrumpió. –Es más, en cierto modo facilita las cosas.
-¿Qué quieres decir?
-Espera un momento que conecte el VideoPhone. Estos equipos de los hoteles no es que sean de lo mejor del mercado y el decodificador tarda un poco en configurarse.
Nos sentamos en el office de la suite en frente de la pantalla de televisión. Entonces pudimos hablar con Thema.
-Buenos días, o tardes o lo que sea. Dijo Thema.
-Aquí es de día. Respondió Elia.
-Uff, tengo papeleo para completar el mes. Aparte de los formularios de vuestra defensa que al ser tele presencial se complica un poco…
-Deja de llorar y haz un resumen. Esteban aún no sabe nada. Empieza por el principio con lo que me comentaste hace dos días.
-En fin, otra vez a soltar todo el rollo. Revisando días antes los papeles del transporte. Me di cuenta que había unas cuantas incongruencias. La primera de todas era el propio transporte en si. Todos sabemos que el transporte de presos está privatizado y que según la ley hay que pedir un presupuesto a dos o más empresas de seguridad. Pues bien a ninguna se le pidió presupuesto. Ni siquiera las que tienen “comprados” algún funcionario.
-Fue un transporte militar. –Añadí.
-A eso me refiero desde hace casi quince años que el ejército no transporta presos civiles. Y si así fuera el caso hay una serie de protocolos.
-¿Como cuales? –Preguntó Elia conociendo de antemano la respuesta.
- Un pelotón de cinco miembros y un oficial armados todos ellos con elementos no agresivos.
-Nosotros sólo teníamos dos Funcionarios. Añadí
-Civiles, Funcionarios administrativos con armas no reglamentarias para uso aéreo.
-Funcionarios civiles, transporte militar. Nosotros, dos invitados en calidad de testigos. Demasiadas cosas que no casan.
-En en efecto quizás todas ellas mitigadas por la importancia de testigo. Tal vez se buscaba dar un trato especial. Montar un espectáculo. Pero eso no es nada. Solo la punta del iceberg.
-¿Pero aún hay mas? Pregunté.
-En efecto. El propio avión de carga, excesivo para un grupo que ni siquiera sumaba doce ocupantes. Un gasto excesivo de combustible y de medios. Aparte es un aparato relativamente lento.
-Si, pero uno de los pocos que permitiría un abordaje sin que su integridad estructural se viera gravemente dañada.
-Otro de los datos a los cuales acabo de tener acceso es que la I.A. del radar de proximidad fue alterada. Por eso el Interceptor no fue visto en las pantallas del piloto. Aunque si en tierra. Por esos sabían que tenían de unos 5 a 10 minutos de ventana para llevar a cabo la operación.
-Con esto no quiero decir que alguien de dentro estuviera implicado. Dijo Elia con complicidad.
-La mierda rebosa. Pero ahí no para. He conseguido que Elia quede inmune por haber confiscado las dos armas de los funcionarios. Logré convencer al comité que tal acto fue para evitar que un arma no reglamentaria ocasionase daños irreparables. Aparte de todo eso les inundé con varias cláusulas sobre la tenencia y el uso de armas por parte de civiles en transportes militares.
-¿Y las nuestras? Pregunté
-Tenemos todas las licencias y papeles en regla aparte de todo ello cumplían la normativa de transporte aéreo.
-Y mi caso.
-No tienes responsabilidad ninguna, un pasajero civil queda eximido de responsabilidad. Incluso los dos funcionarios de prisiones pueden quedar fuera de todo cargo.
-¿Quién se llevará el pato?
-Seguramente algún oficial novato al que acaben de ascender. Por de pronto alguno de los pilotos está detenido. Seguramente algo tiene que ver con el pirateo del radar de proximidad. Esa información no me es accesible.
-Todo envuelto en una impenetrable nube de burocracia en donde las buenas intenciones taparan los errores.
-¡A se me olvidaba! No queda todo ahí. Me han hecho firmar una cláusula de confidencialidad respecto a un único tema.
-¿Cuál?
-Las Nekotroopers. Si alguien pregunta las terroristas no fueron gatos. En estos momentos están filtrando a la prensa imágenes de la cabina, por supuesto manipuladas. Las caras serán seguramente de terroristas que llevaran muertos al menos unos seis meses, ya se sabe ejecutados sin juicio ni jurado.
-Una mentira tapa a otra.
-No se por que pero es en lo único que han insistido de manera explícita. Olvidarían todo lo demás si desaparece cualquier mención a la existencia de un ataque terrorista perpetrado por híbridos. Y os digo que esto viene de muy arriba.
-No importa en la época que se esté. La justicia del poder prevalece sobre la del débil. -Dije entre dientes.
-Un momento os pongo el canal 35 en una esquina. Interrumpió Thema. -Ya están dando la noticia.

“Radicales anarquistas han asesinado esta mañana al Criminal de guerra Teruo Ibarrola en una espectacular operación de abordaje aéreo. Nuestro canal a podido acceder a las imágenes de cabina en donde se ve a tres terroristas identificados como Alicia Coppen, Elizabeth Mercal e Izaskun Libertad fueron reducidos aunque desgraciadamente una de ellas Elizabeth Mercal pudo soltarse y ejecutar al testigo.”
-Joder cada lo hacen mejor estos montajes virtuales son la leche. –Añadió Thema-.
“Las tres Pertenecían al grupo Liberación y Justicia. El cual lleva años detrás de criminales de guerra con el afán de impartir justicia sin importar las leyes internacionales…”
-No me hagan reír ese grupo no puede financiar una operación de tal calibre.
“De momento el juicio queda suspendido. La fiscalía contaba con el testimonio de Teruo para destapar una extensa red de corrupción empresarial. Pero las nuevas circunstancias han obligado a…”
-Es suficiente. Lo mismo de siempre se sabe que hay una impostura. Pero no quien la ha perpetrado.
-Una madeja enredada de mentiras y medias verdades.

Aquella noche ni si quiera se abrieron las camas, la pasamos juntos comentando los pormenores del día.
-Este Thema es cualquier cosa menos diplomático. Comenté
-Suelta 4 juramentos por cada 3 palabras que dice pero como abogado no tiene precio. Dijo Elia.- ¿Cómo conseguiste dar con él?
-Casi siempre, salvo raras excepciones como fue tu caso la mayoría de los que trabajan para nosotros fueron rescatados de las puertas de la cárcel.
Elia no pudo evitar soltar una sonora carcajada.
-Realmente somos una manada de delincuentes. Aunque ahora que lo pienso nunca me has dejado claro por que te contrató mi padre.
-Y tú siempre sabrás la respuesta.
-Ya ¿algún día sabré la respuesta?
-Esperemos que vivas lo suficiente.
-Otra cosa. ¿Qué escribió Teruo?
-No lo sé.
-Te vi recoger el papel.
-Ya. Respondió sorprendida –No era nada importante. Sabía que no quería hablar del tema y se lo reproché.
-Siempre con evasivas.
-Es la verdad. –Insistió-. Yo estaba un poco harto y no quería que me siguiera mintiendo por tanto evite seguir con algo que no me llevaría a ninguna parte.
-Cambiando de tema cuando estábamos en el avión hay algo que no me cuadra.
-¿El que?
-Cuando se acabó el oxígeno de cabina y ordenaste que el avión ascendiera.
-Si.
-El auxiliar tenía una bombona independiente de Oxígeno. Los dos funcionarios y Teruo tenía las bombonas de las hibridas. Tú no la necesitas ya lo se…
-Tranquilo podía insuflarte oxígeno…
-Dicho así suena frío e insensible.
-No me vengas con tonterías. No lo tomes como un beso romántico. Dijo Elia tomándome el pelo.
-No es eso.
-Ya lo se. Te preocupaba ella.
-Debía tener la misma edad que Elena.
-Ya. -Elia cambió de repente su tono de humor-. Sabía que ya no era el momento de bromear.
–Piensa que opciones tenía. Quizás fuera lo mejor.
-Morir nunca es una opción.

Entonces en ese momento mis párpados se cerraron y me quedé profundamente dormido.
Al día siguiente me levanté con una tremenda resaca. Ya me imaginaba que Elia me había echado algo en la bebida. ¡Joder como me fastidia esto! No puede decir las cosas y está, tiene que actuar como un puto militar. Esa actitud es lo que mas me desagrada. Por supuesto no era la primera vez, por tanto me dispuse a buscar la nota que siempre deja.
“Perdona por la resaca. Pero hay cosas que por tu bien y el de los demás sólo me atañen a mi”.
Forma educada de decir es problema mío no te metas.
“Necesito un tiempo para ordenar ciertas ideas y encontrar cierta persona que me ayude. Por favor vuelve a casa y dile a Elena que pronto volveré”.
Algunas veces cuando queremos a alguien nos tenemos que dejar engañar. Elia valora mucho su privacidad. Llevo muchos años con ella y no se nada de su pasado. En verdad no me interesa saber la persona que fue. Se como es la persona que es ahora y lo respeto y comprendo que tenga miedo a que los demás se impliquen en su problemas porque en realidad, por bruscos que parezcan su métodos, quiere evitar que nos pase algo malo.
Se lo que decía la nota de Teruo la pude leer momentos antes de que Elia la recogiera del suelo.
“Albert Bougman 29995 LadMemorex”
Una empresa de Memorblogs con sede en Uruguay y oficinas en Suiza y Vietnam. Lo demás debe ser un código de cliente y un número de cuenta.